La camarera apoya en la mesa la taza que contiene el café, la leche y una dedicada terminación en flor que me apena desdibujar. La proporción de leche hoy se impone a la de café como la claridad del día hace minutos se impuso a la oscuridad. La flor se desvanece cuando una cantidad de granos rubios se sumergen con la misión de endulzar un contenido que puede ser amargo. La cuchara es la encargada de mezclar el líquido hasta obtener un color tan uniforme que hace desaparecer los matices para siempre. El vapor flota ondulante hasta integrarse en el aire con los acordes de un piano que desde el parlante llega a mi oído como a mi olfato llega el aroma a desayuno. Un papel debajo de la taza reza el nombre del sitio en el que hoy trabajo. Es un adjetivo, busco su significado: Idóneo, que reúne las condiciones óptimas para su propósito. Pienso si acaso reúno las condiciones óptimas para el propósito que persigo y acto seguido me pregunto cuál es el propósito que persigo. Me prohíbo dar como respuesta ser feliz, para no verme obligado a determinar qué es la felicidad, como si aquello que es abstracto ofreciera una única interpretación. Me conformo imaginando que mi propósito es ser un buen hombre que a mi juicio sería un hombre con cabeza, corazón y alma, digno de ser recordado por la nobleza de sus actos y decires. Entonces dudo si la nobleza es una cualidad que me quepa como también dudo si todos podremos jartarnos de no haber hecho una vez algo tan horrible como para no haber tenido la audacia de contárselo a alguien. Ahora me vuelvo pretensioso arriesgando que mi propósito debiera ser alcanzar el estado en el que la única preocupación de mi vida sea cómo disfrutarla y me atrevo a creer que conseguirlo sería parecido a llegar al cielo sin necesidad de morirme. Le doy un sorbo al café con leche que no tuvo intención de mantener su temperatura hasta que este comensal termine de naufragar en preguntas cuyas respuestas no hacen más que poner en duda su idoneidad para definir el propósito de su propia existencia. Otro café por favor.

Otras historias

Back to Top